Mucho se habla de la gestión emocional… y sin embargo, siento que las emociones no se tienen que gestionar. Las emociones se deben comprender y transitar.

En esta sociedad en la que todo es gestión, eficiencia, rapidez y perfeccionismo, las emociones vienen a romper con esta estructura.

En mis cursos, insisto siempre que si se tienen que quedar con una única idea sea la siguiente: las emociones no son buenas ni malas, simplemente son (como la realidad, aunque no voy a entrar en ello pues necesitaría el espacio de otro artículo).

Podemos vivirlas de forma más agradable o desagradable, más fácil o más complicada, pero todas tienen su función. Y si pudiéramos identificarlas correctamente, y descubrir para qué nos visitan, nuestra vida adquiriría otros matices.

¿Cuántas veces detrás de un enfado encontramos una profunda tristeza, por ejemplo? ¿Por qué creemos que no está bien enfadarse? ¿Qué nos permite el enfado? ¿Te lo has preguntado alguna vez? La ira es esa energía que canalizamos cuando sentimos que estamos siendo agredidos (sea cierto o no). Por lo tanto, enfadarse nos permite defendernos. Cierto es que, como dijo Aristóteles en su “Ética a Nicómano, “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Sin embargo, enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente no resulta tan sencillo”.

La tristeza, esa emoción tan mal vista en nuestra sociedad en la que solo podemos ser jóvenes, bellos y felices, nos invita a la introspección, a meternos hacia dentro y a preguntarnos qué necesita nuestro ser en ese momento. Y yo me pregunto, ¿eso es malo?

Personalmente, siento que lo único que puede convertirse en patológico es vivir anclado en una sola emoción y no permitirnos salir de ella, sea la alegría, sea la tristeza.

Salud es transitar cada emoción que visita nuestro templo, nuestro ser, tal y como describe en su maravilloso poema J. Rumi, “La Casa de Huéspedes”. Salud es preguntarnos qué nos trae cada emoción y hacer el trabajo que se supone debemos llevar a cabo para luego salir de ella y transitar la siguiente.

¿Qué emoción de ha provocado leer este artículo?

En la vida no hay cosas que temer, solo cosas que comprender… Hablemos.

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